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martes, 18 de enero de 2011

La abuela de las veladas poéticas de Santa María

DIARIO DE LEON: 17/01/2011 Antonio Pacios* Obituario. Daría Berjón ALMA de las tertulias literarias

Tenía 101 años, y para la próxima Velada Poética no podrá cumplir su compromiso, porque el telón cayó definitivamente para ella el día 3 de enero de 2011. El aplauso a su actuación sigue resonando en nuestros corazones, y en nuestro interior sentimos el vacío de un puente roto. La señora Daría, sí, «señora», título otorgado por el consenso callado del pueblo, nació para ser sencillamente importante, vivió siendo sencillamente importante, y se nos fue, sencillamente, sin que ella supiera que lo era. Una mujer, viuda a los treinta y ocho años, que, sucesivamente, uno en brazos, y otro de la mano, ha sacado adelante a sus seis hijos, es, sin duda, una mujer importante. A veces, en mis meditaciones, yo pregunto al ministro o a la ministra correspondiente si le queda alguna medalla o, como diría con humor un gran amigo mío, un escapulario, para este colectivo de mujeres importantes: Daría, Nieves, Encarnación, y un largo etcétera. Si no le queda ninguna, señor/a ministro/a, éstas tendrán que conformarse con el alto título de señora concedido por el pueblo, y con el humildísimo homenaje de estas sinceras líneas. Un gran aplauso, es justo decirlo, para el Ayuntamiento de esta localidad de Santa María del Páramo, que en el año 2008 organizó un acto-homenaje a los mayores de 95 años. Pero, aún hay más en el caso de la señora Daría: su pertenencia a ese grupo selecto, por tanto, poco numeroso, formado por personas que podrían llamarse Dolores, Donato, Luis, Leonides, Paz, etcétera, que en gloria estén, o Amadeo, que aún tiene mucho que contarnos. Se trata de gente que heñidos , que diría el poeta, por el ejercicio de un largo vivir, han sido o son puente que une las dos orillas, pasado y presente, para que los que, por edad, siempre han estado en la de acá, no pierdan de vista la de allá. Esta vocación de puente entre las dos orillas de la señora Daría tuvo su marco adecuado en las actividades culturales organizadas por la Concejalía de Cultura, de una forma especial, en las veladas poéticas de agosto, en las que, concebidas como una gran reunión familiar, a ella le correspondía el merecidísimo papel de abuela y participante. Era coqueta y presumida, la señora Daría. ¡Qué pulcra y sonriente subía al escenario, presumiendo de años! Inolvidable para los asistentes fue aquella velada del agosto de 2006, bajo el lema Tengo unos versos para ti . Y ella los tenía: Y ahora, Daría, una jovencita de noventa y seis años. Y sonó un largo aplauso. Orgullo y amor: «Soy de Santa María, / contenta de ser de aquí; / paso la vida llorando y riendo/ y suspirando por ti. / Yo sé cantar, yo sé reír; / si me sacan de Santa María, / yo no sé cantar ni reír; / con mis noventa y seis años, / ¿qué más voy a pedir?/ Un beso para todos. El público, de pie, aplaudió largamente». En la velada del 2009, bajo el lema Tienes una hora para la poesía , como siempre, la señora Daría tuvo la última palabra. Habló de sus muchos años, de que esta sería la última vez, etcétera. El presentador la animó a seguir, alegando, humorísticamente, que el Ayuntamiento, en estos casos, siempre pagaba el doble que el año anterior. Sonrió y dijo: «¡Viva Santa María! ¡Feliz año para todos!» Cayó el telón y escuchó los últimos aplausos. Tenía 101 años, y......, amigos de la poesía, no podrá cumplir su compromiso. A pesar de ello, seguro, tendrá su doble paga en una doble eternidad. La echaremos de menos, en el escenario y en nuestras calles, en su silla de ruedas, siempre sonriente, con su cara tersa provocando un beso filial. En el recordatorio de su fallecimiento, no sé de quién, encontré una frase extraordinariamente consoladora: «No lloréis porque me haya ido, alegraos de haberme conocido». En efecto, ¡gracias, señora Daría, gracias! 

* Maestro Nacional Jubilado

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