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miércoles, 15 de junio de 2011

Lo que nunca debió ocurrir

El crimen múltiple de Degaña es uno de los más atroces de la crónica negra leonesa del último siglo Muchos casos son todavía un misterio, lo que ha convertido la vida de las familias en un drama eterno Pueblos que fueron escenario de trágicos sucesos no han borrado esta huella de la memoria popular

13/06/2011.- Marco romero (León)

Herreros de Rueda, enlutecido para siempre

De siete hachazos.-

El crimen múltiple perpetrado en Degaña, en el que perecieron tres personas de la una misma familia, reabría hace escasos días las páginas de la crónica negra leonesa. «Son demasiadas las víctimas en este caso: los tres que murieron y los que sufren el dolor de su pérdida, que somos muchos; esto no se supera en la vida». El comentario lo hacía el pasado miércoles Mónica, hermana de Sheila Barrero , la joven de 22 años asesinada hace siete años en Villablino sin que todavía se hayan encontrado responsables. La entrevista se mantenía por teléfono cuando Mónica Barrero se dirigía en coche hacia el cementerio de la localidad asturiana de Degaña, donde fueron inhumados los cuerpos de dos de las víctimas mortales. Paradojas de la vida, la familia de Sheila es de la misma población y fue consolada en muchos momentos por los que ahora sufren el dolor de cerca. «Esta familia estuvo con nosotros desde el primer día hasta hoy y ahora nos toca delvolver un poco de lo que nos han dado». Mónica Barrero está convencida de que, como en el caso de la familia degañesa, el móvil del asesinato de su hermana también pudo ser machista. Pero el juez que instruyó el caso decidió sobreseerlo por falta de pruebas concluyentes. Sheila fue asesinada de un tiro en la nuca una madrugada de enero del 2004. Evitaron su última mirada. El cuerpo fue encontrado por su hermano dentro del coche, tendido sobre el volante. Sus pertenencias se encontraban intactas. Una media rota a la altura de la ingle apuntó hacia un posible intento de agresión sexual, «pero no es suficiente lo que hay y en eso estamos». Esta familia aún mantiene la esperanza abierta y seguirá luchando para esclarecer uno de los macabros expedientes que permanecen -dormidos- en las carpetas, terribles sucesos que nunca debieron ocurrir.

Como el sucedido en Sobrado en octubre de 1980. «Nunca se supo a ciencia cierta lo que pasó, pero el crimen se investigó policial y judicialmente a fondo», lamenta la cuñada de Juan Jorge García Valle , alcalde de este municipio berciano que fue asesinado a tiros en el bar-ultramarinos que regentaba. Su caso, como recuerda Marisol Prieto, nunca fue resuelto y se desconoce el culpable. «Fue un día que había partido de fútbol», inicia el relato en la cocina de su vivienda mientras ofrece un café. Su voz se va apagando. «Como era el único bar del pueblo con televisión, esos días se llenaba de gente». El local está hoy abandonado. La vivienda se encontraba en la planta baja y la tienda en la de arriba, subiendo por unas escaleras bien empinadas. Las zarzas y la ruina se apoderan hoy de este singular inmueble al que la familia de García Valle nunca más pudo volver. Esa noche de octubre la mujer del alcalde y su madre preparaban la cena en casa. Al acabar el partido, el bar se fue vaciando. «Mi suegra escuchó dos tiros y creyó que venían del monte. Carlos -"hermano del alcalde-" salió entonces a ver lo que ocurría, pero la calle estaba muy oscura, creo que incluso habían quitado las bombillas del alumbrado público. Subió al bar y allí se encontró a su hermano, tendido en el suelo detrás de la barra y con las manos en los bolsillos, lo que nos hace pensar que Juan conocía a su asesino. Con las voces de Carlos, la gente de las casas cercanas salió y se reunió. Pero el que lo hizo conocía perfectamente la casa y la forma de írse». Nunca más se supo del autor del crimen. Era un alcalde reputado. Tenía 35 años cuando fue asesinado. Estaba casado y tenía una hija de 16 meses. «Mi cuñada se fue a Barcelona con la niña y sacó la cabeza trabajando muy duro. Nadie de la política se preocupó de ella». El día que falleció estaba contento porque habían aprobado la construcción de la actual carretera de Sobrado. Las imágenes de la prensa del momento son estremecedoras. Cientos de personas se congregaron en el sepelio de García Valle en Friera. Las investigaciones descartaron la re lación de este crimen con la política. «Él no tenía problemas, como el de Fargo, porque era un hombre muy querido». La madre del fallecido siempre tuvo un culpable en su mente. Pero es un secreto guardado en la tumba.

En Nochebuena: El extraño caso del representante asesinado en Lucillo de Somoza

En este crimen, el alcalde fue quien encontró a la víctima. Ocurría el día d e Nochebuena del 2008. Pedro del Cabo, regidor del municipio maragato, halló el cuerpo sin vida de Julio Blanco Vizoso , de 64 años, representante, separado. Apareció en el patio de su casa rodeado de sangre y con un visible golpe en el cráneo. El vehículo de la víctima fue robado y encontrado días después en Astorga. La calle de Los Prados de Lucillo se convirtió durante días en un escenario totalmente vigilado, pero las pesquisas nunca pudieron dar con el o los culpables. Se cree, por las características que envuelven este crimen, que tuvo que ser cometido por un varón de considerable fortaleza física y que, en todo caso, podría haber sido acompañado por al menos otra persona. Todo esto casi una semana antes de que el cadáver fuera encontrado en el patio de la vivienda que ocupaba desde hace unos 20 años.

Otro de los expedientes que nunca pudo ser esclarecido es el del empresario leonés Manuel Fernando de Celis Rodríguez , que contaba con 45 años de edad cuando fue hallado muerto, semicarbonizado y con heridas de objeto punzante en el pecho en una nave del polígino industrial de Valdelafuente. Ocurría el 25 de enero de 1994 y se trataba del tercer asesinato sin resolver que se cometía en León en menos de seis meses, junto al de la joven María José Zapico y al de una prostituta apuñalada en Villaobispo. La muerte del reputado empresario leonés se produjo la noche anterior al hallazgo de su cadáver. Los indicios apuntaron a que pudo haber una pelea entre dos o más personas antes de que se prendiera fuego a objetos de la nave, sede de una sociedad dedicada a la venta de material de construcción, y a la propia víctima. La secretaria y única empleada de la empresa dio la voz de alarma y avisó a los vecinos. Uno de ellos reconoció el cadáver, que se encontraba tendido en el suelo con la cabeza mirando hacia la puerta. La familia y el entorno descartaron en su momento un ajuste de cuentas como móvil de este crimen. La autopsia fue practicada fue tres médicos forenses de los Juzgados de León y la Policía Judicial investigó durante años, pero nunca hubo confirmación de culpable o culpables.

También entre llamas perecían dos personas en 1994 en el centro de la capital. Un inmueble de la calle Lope de Vega ardió como consecuencia de un incendio intencionado. Fue uno de tantos que sucedieron en aquella época en portales de la ciudad, pero en esta ocasión las llamas devoraron parte del edificio y fallecían en su interior un hombre y una mujer. Pese al pánico que sembró este crimen y la alarma social, el pirómano nunca fue identificado.

Herida sin cerrar: La ciudad de León enmudece con la muerte del niño Antonio

Como tampoco se esclareció jamás el caso de la muerte del niño Antonio. En 1998 se cerraba cualquier esperanza para la familia de Antonio Hernández , al encontrarse el cadáver del pequeño junto al río Torío. Nunca se conocieron los elementos que envolvieron esta muerte. El niño estuvo varias semanas desaparecido. Su bicicleta fue encontrada, pese a que intentaron esconderla. La herida sigue sin cerrar.

El caso de Sheila Barrero, con el que se inicaba este reportaje, tiene muchos paralelismos con otro que la opinión pública de León no ha logrado olvidar, el de María José Zapico . El 19 de agosto de 1993 aparecía en el maletero de su coche el cuerpo calcinado de esta joven de 19 años. Se la había visto por última vez en el Barrio Húmedo con el hombre con el que salía habitualmente y sobre el que después recayeron las principales sospechas. Sin embargo, la intervención de los Bomberos para sofocar el incendio del vehículo eliminó todo rastro. Y, al igual que en el caso de Sheila, no se recabaron pruebas suficientes para procesar al culpable o culpables. Pese a la notoriedad pública que alcanzó la muerte de María José, de lo poco que trascendió de este suceso es que la joven fue estrangulada con un pañuelo. Su madre, en la imagen de esta página con la foto de María José, quiso reabrir el caso en la Audiencia Provincial hace unos años.

Otro de los hechos más brutales que se recuerda en la capital leonesa es el conocido como crimen del maletero. La víctima, una mujer de 40 años, se negó a continuar la relación sentimental de tres años que mantenía con su último novio, un vecino de San Andrés del Rabanedo, lo que le costó la vida. La mujer, que tenía dos hijos de una relación anterior, desapareció los primeros días de septiembre del 2004 y su cadáver fue encontrado casi dos semanas después en el maletero de su coche, ya en avanzado estado de descomposición. Un jurado popular declaró culpable por unanimidad al procesado, que convenció a su víctima para que se trasladara hasta su vivienda en Ferral del Bernesga para que recogiera sus pertenencias, una vez que la relación había terminado. Él la intentó convencer para retomar el noviazgo y, ante la negativa de ella, el condenado a 23 años de prisión la agredió con un arma blanca. Según la autopsia, le dio 14 pequeños pinchazos en varias zonas del cuello, brazos y tórax. Después la golpeó con un objeto cilíndrico en la cabeza. Pero no le ocasionó la muerte hasta que le fracturó el cuello. Tuvo la sangre fría de fregar y raspar el suelo y las paredes para borrar los rastros de sangre de su víctima, Ana María . A continuación introdujo el cuerpo en el coche propiedad de la mujer y lo abandonó en el Paseo de Salamanca de la capital leonesa, donde fue descubierto varios días después. Pese a los recursos presentados por la defensa del procesado, el caso llegó al Supremo, que ratificó la condena de 23 años de cárcel impuesta en la Audiencia Provincial.

A principios de este mes se cumplían seis años de la muerte de Rocío Fernández , asesinada y arrojada después al vertedero de Navatejera envuelta en bolsas de basura. La joven de 23 años, que estaba embarazada, desapareció de su domicilio sin dejar rastro. Los padres recibían mensajes tranquilizadores desde el teléfono móvil de la joven, en los que aseguraba que se encontraba de viaje. Incluso así, desconfiaron y decidieron denunciar la desaparición. Pasó casi un mes hasta que un vecino de Navatajera encontró el cadáver. Desde entonces, los padres de la joven han contado con un enorme apoyo popular, pero judicialmente el caso no prospera.

Homicidios, agresiones sexuales, pederastia, maltrato, asaltos violentos, desapariciones o secuestros son algunos de los delitos más graves que quedan sin esclarecer. Esta laguna entre lo policial y lo judicial sido una preocupación creciente en los últimos años. Todo es poco para abordar los actos de las mentes más endemoniadas. La policía nacional acaba de poner en marcha una nueva especialidad para meterse en la cabeza de los criminales. El inspector jefe de esta sección policial, adscrita a la Unidad Central de Inteligencia Criminal de la Comisaría General de la Policía Judicial, Juan Enrique Soto, explica que el nuevo trabajo de este equipo, -˜copiado-™ de las fuerzas de élite del FBI estadounidense, consiste en estudiar las evidencias psicológicas, los vestigios conductuales que quedan reflejados en el modo en que el agresor cometió los delitos, en la víctima elegida, en el lugar donde la abordó, en el tipo y orden de las heridas que le causó y en cómo reaccionó cuando se le tomó declaración.

Evidencias que se detectan a partir de testimonios verbales o no de la víctima o del sospechoso y de todos aquellos testigos que intervienen en la escena del delito. El análisis de todos estos factores les permiten reconstruir los hechos y dar respuesta a preguntas como qué ha pasado y cómo, y a elaborar hipótesis sobre quién y por qué.

Un ejemplo práctico de cómo la psicología ayuda a la investigación se puede constatar en el siguiente caso: se trata de un agresor sexual que en sus delitos viste un mono de trabajo con la chaqueta al revés. A partir de este detalle y de otros recogidos por las víctimas se pudo determinar que el agresor cometía los delitos a la hora de su trabajo y que daba la vuelta a su vestimenta para esconder el logo de su empresa. El objetivo último de esta sección es el de analizar miles de casos para crear un banco de perfiles criminales que facilite predecir cuál será el próximo movimiento de un delincuente. Por el momento ya han analizado los datos de 2.300 agresores sexuales detenidos el año pasado en toda España.

Niña, mujer y anciana: El triple crimen de un hombre que lleva 50 años entre rejas

Tras el violador del chándal, que tuvo conmocionada a la sociedad leonesa a principios de los años 90 por la brutalidad de sus crímenes y que ha reincidido en Galicia al salir de prisión, el nombre que más se relaciona con el crimen machista en León es el de José Luis Monteagudo Blanco . Este gallego de nacimiento asesinó a una niña de 12 años en Ponferrada cuando él tenía 16, mató a una vendedora de libros en 1980 en Columbrianos y quiso estrangular a su casera en el año 2004 en la capital leonesa.

Sus actuaciones criminales trascendieron a la memoria popular y todavía los más viejos recuerdan la copla popular que recoge el primer asesinato de Monteagudo, el de la niña Soledad Sembranes. Se cercioró de que la anciana que la cuidaba no estaba en casa y entró en el patio de la vivienda, pidiendo a la pequeña que le prestara una brocha. «La criatura bajó con las zapatillas de estar por casa ya raídas. Una vez en la soledad de la bodega, que le pareció impune, probablemente sin desconfiar, derribó a la niña y enseguida le pasó una cuerda por el cuello hasta dejarla moribunda. Luego, para rematar su obra y por temor a que aún viviese, la clavó una navaja en el cuello», relataba la crónica periodística de esta muerte.

En Columbrianos, también en el Bierzo, el segundo crimen de Monteagudo tampoco se ha olvidado. «Es mejor no recordarlo», advertía hace escasas fechas uno de los vecinos, que se enteró de la tragedia por la radio. «Se le veía venir: veía una chica rubia y joven y se salía por la ventana». El crimen de Colombrianos sucedió en 1980. En esta ocasión mataba a una joven vendedora de libros, de cuyo cadáver se desprendió después arrojándolo a un pozo. Este criminal nacido en Moraña (Pontevedra) lleva casi 50 años entrando y saliendo de prisión.

Uno de los escenarios criminales más dolorosos de León es Herreros de Rueda. «No nos gusta recordar, todo está olvidado», comenta un vecino de esta localidad barrida de gente, desierta. «Me libré porque ese día fui a regar a un pueblo de al lado, si no-¦». Herreros nunca fue un pueblo esplendoroso de población, pero el crimen múltiple ocurrido el día del Corpus en 1996 parece que lo ha enlutecido para siempre. En las calles sólo caminan perros y algún que otro vecino de casa a casa, pero nadie quiere hablar. Un perturbado sembraba el terror en la población más remota del valle de Rueda al matar a tiros a cuatro personas que asistían a la procesión. Después, él fue abatido por la Guardia Civil. Fue su cacería más delirante. Jesús Andrés Iglesias , soltero, agricultor, se asomó en el piso superior de su vivienda con una escopeta y un espíritu irrefrenable le llevó a matar a cuatro personas sólo por cruzarse en su camino. «Unos segundos de estupor dieron paso al pánico», relata la crónica de este periódico. Quedaron en el camino Eva González Díez , de 23 años; Victorino Martínez Barrientos , de 73; Hermino Martínez Carpintero , también de 73 años de edad, y Rafael Díez Presa , guardia civil de 26 años destinado en el puesto de Gradefes. El agresor, de 40 años, murió de un disparo en la cabeza realizado por un agente de la Benemérita.

lunes, 13 de junio de 2011

miércoles, 8 de junio de 2011

CESAN AL PERIODISTA QUE DESCUBRIÓ A RAJOY EN EL BARCO DE UN NARCOTRAFICANTE

Por Rosa María Artal; 3 abril 2011



Esta foto (o una curiosa coincidencia de fechas) le ha costado el puesto al director de Xornal de Galicia que fue quien descubrió el asunto. En ella, Mariano Rajoy, aparece (dentro de los actos previos a la campaña electoral de 2009) en el atunero Moropa, propiedad de uno de los clanes históricos del narcotráfico: Os Caneos. En aquel momento, el jefe del clan, Daniel Baúlo Carballo, cumplía una condena de 17 años y medio de cárcel tras ser considerado por la Policía como “el traficante más importante a nivel nacional”. Público indagó algunos detalles más.

Galicia Confidencial cuenta que Mariano Rajoy “montó en cólera” y llamó a Jacinto Rey propietario de la constructora San José, y del Xornal de Galicia. Y añade: “Según fuentes consultadas, Rajoy sugirió que presidirá el Gobierno en breve, lo que significa tener el poder para continuar adjudicando o no, las obras públicas de las principales empresas españolas, entre ellas, por supuesto, la constructora San José”.

José Luis Gómez, director hasta ahora de Xornal de Galicia, ha sido relevado de su cargo, de “mutuo acuerdo” con la propiedad de la empresa. La premura de ese “mutuo acuerdo” deja en el cargo de directora “en funciones” -como dice el propio periódico- a la subdirectora María Martínez Val.

Es decir, Rajoy se sube al barco de conocidos narcotraficantes como prueba la fotografía. Y no pasa nada, no tiene repercusiones. Salvo para el periodista que decidió publicarla que, casualmente, firma un “mutuo acuerdo” de despido inmediatamente después de la exclusiva.

Pásalo. Empapela las calles con la foto de Rajoy huésped de narcos. Hasta que “el futuro presidente español” sepa que ya no vivimos tiempos de tapar lo que no conviene que se sepa.



martes, 7 de junio de 2011

CON VIENTO FRESCO: Cosmos

23/05/2011 J.A. BALBOA DE PAZ

Pasado el ruido de las elecciones, la Junta de Castilla y León nos podrá oir mejor: los políticos sois los culpables si se consuma el proyecto de incinerar materiales nocivos en la cementera Cosmos. A la empresa portuguesa Cimpor, ahora de capital brasileño, le importa un bledo la salud de los ciudadanos, su interés es ganar dinero.. Lo logrará con un combustible -los neumáticos- baratísimo, aún más que los desechos del petróleo que utiliza, pero altamente contaminante y nocivo para la salud. Además incrementará su cuenta de resultados quemando para otras empresas de toda la comunidad tales residuos, plásticos y sustancias peligrosas. No os basta con permitir a unos pocos destruir los montes con cielos abiertos y canteras, y depredar nuestros ríos. Ahora también permitiréis contaminar el aire con compuestos químicos, dioxinas y metales pesados.

Hay otras alternativas pero ésta es la más cómoda, aunque sea a costa de la salud de miles de bercianos, pues todos conocen las peculiares características de esta fosa tectónica en la que son frecuentes las inversiones de temperatura que enrarecen el aire. Todos estos datos los sabéis también como nosotros, pero los ocultáis o los mistificáis con argumentos seudocientíficos. El alcalde socialista de Toral de los Vados mira hacia otra parte como si no fuera la cosa con él, aunque ha tenido que dar el permiso; y el inefable Eduardo Fernández, delegado de la Junta en León, como Pilato, cree que puede lavarse las manos con argumentos leguleyos de político artero y oportunista, contradiciendo incluso al propio presidente Herrera, quien dijo que en caso de conflicto siempre prevalecerían los intereses del sector agroalimentario. Este sector es una garantía de futuro para los agricultores bercianos y no consentiremos que lo destruyáis.

No es sólo la empresa, sois algunos políticos los culpables de este desaguisado. Tenéis las leyes en la mano pero desoís a los ciudadanos. No los cinco mil manifestantes, somos todos los bercianos los que nos sentimos amenazados por esa decisión injusta. Las protestas del llamado 15 M, al margen del río revuelto de sus proclamas utópicas y contradictorias, tienen un fondo de verdad: vivís de espaldas a la gente, en conturbernio con los poderosos, la banca y las grandes empresas; porque sólo entendéis la política como negocio, y la parcela de territorio que gobernáis como coto de vuestras depredaciones. Os votamos porque somos demócratas y no queremos experiencias demagógicas y populistas, que conducen a dictaduras aún más oprobiosas que esta renqueante democracia; pero no nos representáis, ni por el actual sistema electoral ni por esta España que habéis convertido en reinos de taifas de vuestros chanchullos. No nos callaremos: queremos un Bierzo limpio.