Exaltación del ejemplar gastronómico del Bierzo, sin nombrar, a la atención de: D. Valentín González Carrera

Como es, que, ante este asunto tan profundo, de consistente sabor muy particular, blasón de costumbres gastronómicas en nuestras tierras del Vierzo y aledañas, sobre todo aquellas de montaña, hoy tan magno producto de Sanmartinos Históricos, se nos vuelve innombrable porque de esta guisa, y por puro placer de competir en buenas lides de mágicas neuronas cerebrales a Su Señoría el Mantenedor de La Exaltación de tan Magno y conocido presente gastronómico, no le place sus Reales Voluntades, que sea nombrado y nominado por su Hidalga Identidad. Pues, ea Don Valentín, que como compañero de batallas y lecciones de aquella Escuela Preparatoria que el Magnánimo Don Paco, nos aleccionó en verborreas y decires, que, algunos como su Ilustre Señoría luce buen blasón, de Escuela Noble y Pública, viene un aprendiz de metomentodo, sobre todo en letras, como en escribidurías a darle del Palo el Gusto, y como vuesa señoría, imitando quiero ir expresando en lenguaje de Castellano Viejo, aunque si a bien decir que se hace difícil expresarse, pues de "La Ilustre Casa de La Sabiduría", andaba rondando entonces más casi para adentro que por fuera. Sabéis vos que por echaros una mano, no os la hecho cortada y en trocitos pues en ayuda os va, esperando que os sirva, y si con otros que os hayan de escribir hacéis del discurso de presentación de Tan Ilustre manjar, buen acopio de ideas y de expresiones, espero que el Escrito os quede en tal punto y sazón como el adobo con que las mujeres de este Vierzo querido lo aliñan y preparan para meter sus fracciones que hacen todo en el estómago del gocho para dar nombre de seco y ahumado a tan Insigne, Renombrado y Regustado plato. Recibid desde estas tierras de Txaciana, un cordial y afectuoso abrazo y saludo, ya me contara su Ingeniosa Merced a que llegará dentro de días con esta aventura lírica, como, gastronómica. Que sea con buenas líneas y mejores manjares que quede adornado y presentado, aquel que hoy, sin nombrarlo es el Manjar Real y real de nuestros hogares, en nuestros días de invierno del valle como en las poblaciones montañesas. Esperamos poder disponer de vuestro discurso en la Gala de la Exaltación de tan sabroso e innombrable producto, que a tal punto llego en mis deseos de mentarlo, pues la boca se me hace agua, sólo de recordar su paladar como sus aromas. Quede con buen descanso, por esta noche su Señoría, que si se tercia en los siguientes días hasta la víspera del Acto en sí, contando con disponer de tiempo, le seguiré mandando alguna escribiduría más al respecto para si ello es menester, situar al Innombrable en el puesto y lugar que se le ha de figurar.