Aquí aparecemos de nuevo, ¿nos recreamos en la observación de nuestro entorno? Es curioso, como después de cuatro días de nieve: una pequeña tregua. Esta mañana, en las montañas circundantes de nuestra Villaseca, hemos visto como las nubes neblinosas tomaban aposento sobre las laderas de las mismas.
Nubes algodonosas que envuelven vegetaciones y roquedales. En alguna ocasión tuve la oportunidad de leer a Wenceslao Fernández Flórez y su obra El Bosque Animado, haciendo viva la descripción de la “Fraga de Cecebre”.
Todo ello, adornado de fantasías que surgían en la mente solitaria del individuo, se trastocaban en lo que en el día a día era la Jornada Laboral. Al finalizar ésta, resurgía ese estadio de Soledad, Rebeldía, Contradicción, …. Aquellos primeros años, los conceptué como si hubiera sido el padecimiento de una patología llamada “SOLEDAD”. Años que se desarrollaron en aquella condenación de la celda monacal en aquel edificio de Solteros, Separados, … y Viudos donde la miscelánea de psicologías creaban un heterogéneo ambiente social.
Nos confirmamos en la mirada de la Persona, que transgredió con Actitud y Aptitud esa “Soledad” enfermiza, restaurando la Persona en un Individuo adaptable y adaptado a unos ámbitos más sólidos y amplios en SU EXISTIR. Psicología metamórfica en estadios cronológicos sucesivos que conviven en el Ego Alter del Yo actual. Vemos ese Individuo adulto, cúmulo de Acciones y Reacciones conjuntadas en un individuo donde reafirmaciones y contradicciones se amasaban en esa personalidad discriminada en un Entorno Ambiguo, e Indefinido. En muchas ocasiones contradictorio a ese Aprendizaje Social y Familiar anterior a la arribada a estos pagos.
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