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sábado, 21 de marzo de 2020

UNA NUEVA PRIMAVERA: UN NUEVO MIRAR


UNA NUEVA PRIMAVERA: UN NUEVO MIRAR

Un nuevo inicio de Primavera. Una primavera atÍpica con tormentas y borrascas climatológicas. También como no, con una “pandemia” vírica que afecta a todo el Mundo. De China a Oriente Medio, a la Vieja Europa y a América, …, se ha extendido con tal vertiginosa velocidad que en pocos días todo se ha visto trastocado, infectado, y ahora supeditado a un nuevo existir.
Ese tal “Nuevo Existir”, ha cambiado las actitudes del HOMBRE del Siglo XXI, el comportamiento Social y con ello el planteamiento Económico que el Neocapitalismo había aposentado desde el inicio del siglo hasta estos nuestros días.
Quo Vadis, asertaban los romanos en la época de las antiguas civilizaciones. Hoy ese “Quo Vadis”, se refleja en una interrogante donde la generación humana actual, se auto infligen para orientar su existir en el mañana venidero, si cabe la posibilidad de crear ese mañana en Libertades reales sin estar subyugados a Ingenierías Economicistas distorsionadoras del existir diario de un mañana más indeciso que lo haya sido en estas décadas anteriores.
Hoy, observando desde mi “Arresto Domiciliario”, o supuesto “Acuartelamiento Forzado”, muchos recuerdos reviven de aquellos años de mil novecientos setenta y ocho y setenta y nueve, de nuestra estancia por Córdoba y Sevilla cuando tocó realizar el Servicio Militar Obligatorio y de remplazo. Una experiencia particular y peculiar. Entrañaba esa estancia unas circunstancias y unos condicionantes que en mayor o menor grado iban a servirle a la Persona como pautas de Actitud y Comportamiento en su existir diario en su futuro inmediato.
Casi ochocientos Kilómetros de distancia y cuarenta y dos años de diferencia, hacen que muchas cosas se hayan difuminado en la memoria e inclusive otras muchas se hayan ensombrecido en el olvido.
¿Por que hoy (que hemos cumplido siete días de este enclaustramiento contra el virus que está poniendo al Mundo a sus pies) es cuando realizamos esta apología del recuerdo o catarsis de reflexión? Hay un entresijo que en estos días anteriores de bombardeo de cifras y estadísticas de nuestra población, a las víctimas y decesos que llevamos computados por este extorsionador COVID-19. Las orquillas de población entre las que se vienen a englobar las victimas de afectados, fallecidos y recuperados, transformando nuestra población en un puzle estadístico como macabro.
He aprovechado, algunos momentos de la tarde para asomarme a la terraza de nuestro piso, en este pueblo diezmado por un cierre total de su modus vivendi: . Hemos estado atentos a ese transitar minimizado de vehículos y hemos tomado conciencia que de aquellos habitantes que aún podíamos decir y llamar “Una población curiosa”, hoy queda un reducto de vecindad que no sobrepasamos los seiscientos residentes en una localidad asentada en torno a un vial que representan tres Kilómetros de longitud.
En alguno de los momentos que salí a esa deliciosa terraza: Se ha visto transitando algún vecino que se aproxima a la farmacia o su caminar posible era aproximarse a la tienda de comestibles: aislados, solitarios. Ese sentir, generalizado, invade el Espíritu de la Persona, enclaustrada en su vivienda. Un aislamiento temeroso, que amedrenta al mas valiente porque “al Bicho”, no se le ve. Sabemos lo que está ocurriendo a poca distancia de nuestro pueblo. Una situación tan violenta como intranquilizadora. El temor, el desconcierto, están ahí.
Otra de las veces que arribamos al aire de la tarde en la terraza, sin necesidad de agudizar el oído, nos percatamos del silencio reinante en el Pueblo.  Pero también nos imbuimos de los sonidos del monte, frente a nuestra casa: Ese monte milenario, del que el Pueblo extrajo sueldos, alegrías y dramas.
Escuchar la Coruxa, y alguna vez también el Buho Real, los ladridos desaforados de los perros que ladran al miedo de la noche y a los depredadores que se aproximan al pueblo. Si, claro, las personas faltan, pero antes las personas (al lobo, al zorro y a otras alimañas) fueron hechándolas lejos del pueblo, hoy éstas, vuelven a retomar lo que en tiempos pretéritos fueron sus reales dominios.
Ya noche cerrada, no se siente un mínimo ruido de transito ni siquiera hoy los perros mantienen la algarabía de otros ratos y anteriores noches. Está calmo, callado y el silencio se enseñorea de la travesía y de las calles adyacentes. Un silencio crispante, desconocido, también como no, solitario. Esta fue una jornada mas que abre la puerta en la noche a una nueva jornada de estar en casa, encerrados, como si fuera un ejercitarse en recogimientos de fe en vísperas de proximas fechas de religiosidad en Penitencias y Recogimientos.  

Villaseca de Laciana, 21 de marzo de 2020

1 comentario:

  1. Siempre es para mi un placer leerte y hoy me he dedicado a eso saludos Arboricola!

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