Entradas populares

Entradas populares

miércoles, 20 de abril de 2011

Más que miedo

D. L.: 19/04/2011 - Eduardo Aguirre

Ser candidato electoral no es una bicoca, provoca estrés, bizqueos, insomnio y en casos extremos hemorroides como gárgolas. No importa lo curtido que en triunfos o en chascos electorales esté cada aspirante, pués el miedo escénico al resultado catastrófico no desaparece jamás, ese pánico a no ser votado por nadie, ni siquiera por él mismo. ¿Puede soportarse tal presión sin caer en el desvarío? Dicen que es un sudor que se les clava en el cogote con la misma presión que una chincheta sobre un póster de Miss Albacete. Tener pocos votos puede encajarse con un poco de zen, ¿pero no obtener ninguno? ¡Como para no rayarse ante tal posibilidad! ¡Tiembla uno con solo pensarlo! Bochorno gordo. El candidato Fulano, tenga las encuestas a favor o en contra, vive estos días al borde del patatús, aunque en público lo camufla. Es ya en casa, donde -como hay confianza- no disimula su condición de descompuesto electoral. Sí, no es perder lo que le espanta, sino hacerlo además con cachondeo. Por ello, para garantizarse un mínimo respaldo le ha subido la paga al chaval y le inquiere a cada poco a la señora: ¡Júrame que vas a votarme!Y ésta, por aquello de en la salud y en la enfermedad, asiente y murmura: ¡Ay, Rey Bermudo, dame fuerzas! Ser pareja o parejo de un candidato o candidata conlleva más que amor: frenesí.

Por ello, es ver a una de estas almas de cántaro y entrarme ganas de pagarle una tila. Pero ese secreto pavor que les hace temblar, sólo se arregla con mimos: prometiéndoles el voto. Y es que ser votado por pocos no pasa del revés local, pero que no te vote nadie entra ya en el recochineo cósmico. La mera posibilidad pone en funcionamiento los jugos gástricos del más templado. Chusky Paratraky, catedrático de Metafísica Filatélica, reconoce que cada vez que se dirige a dar una conferencia teme que allí no estén ni los organizadores, y eso que la materia tiene su público.

Quedas el último en Eurovisión y todavía te pueden llamar en las fiestas de tu pueblo para actuar gratis, pero tras un humillante descalabro electoral solo queda tirarse al monte y pedirle al oso pardo que te haga hueco en su cueva, para pasar una hibernación de cuatro años. ¡Como para no acoquinarse! Más que miedo: frenesí.

No hay comentarios:

Publicar un comentario